lunes, 11 de agosto de 2025

OLIMPIA de Manet

 OLIMPIA de Manet


El cuadro Olympia, pintado por Manet en 1863 es un cuadro muy importante en la historia de la pintura porque supuso una ruptura con formas e ideas sobre el pintar que había anteriormente y porque abrió caminos pictóricos desconocidos y nuevos hasta entonces.

En el siglo XIX la pintura del desnudo femenino estaba reservada para representar a diosas de la mitología o a heroínas de la historia. Manet pinta a una mujer que no es nada de eso, es una prostituta de clase alta que tiene el atrevimiento de mirar descaradamente al espectador contraviniendo las normas sociales de la época.

Manet pinta una prostituta tal cual era, con su sirvienta negra y con un. ramo de flores que le ha regalado un cliente. Además el pintor pone varios símbolos inequívocos. Encontramos un  gato negro a los pies de Olympia que simboliza relaciones o situaciones promiscuas o veladamente eróticas. Otros elementos simbólicos son: el ramo de flores era un típico regalo que los clientes ofrecían a las meretrices de clase alta; también tiene connotaciones simbólicas la cuerdecita que tiene en el cuello y que significa que ella ya no quiere tener más relaciones sexuales por ese día. La orquídea entre los cabellos es también una referencia al sexo, ya que se creía que esa flor poseía poderes afrodisíacos. Por otra parte, ella calza un solo zapato de tacón; esto en las pinturas alegóricas ha sido usado como símbolo de la inocencia perdida. Además, cabe notar que la orquídea, el brazalete y la pantufla con tacón cumplen la función sexual de fetiche y enfatizan su desnudez. La manera en la que la modelo cubre sus genitales no está asociada al pudor o castidad; el gesto (convencional) realiza una tajante declaración: «el observador, al que le corresponde el papel de cliente, no ha pagado para verla».

Monet desafía la hipocresía de la burguesía que condenaba en público tener una amante o visitar a una prostituta, pero lo hacía en privado.

Y para que su cuadro fuese más una burla, y no hubiese lugar a dudas sobre lo que quería representar le puso de nombre Olympia, un nombre que entonces era muy corriente entre las prostitutas. En definitiva, con este cuadro Manet está diciendo que el pintor puede pintar lo que quiera y como quiera. Este afirmación servirá para que los impresionistas puedan experimentar con los temas a pintar.

Manet no solo es un pintor innovador en el qué pintar. También lo es en el cómo pintar. Su Olympia no está modelada, sobre su cuerpo no hay sombras suficientes que lo modelen. La cama, el cuerpo de Olympia, la sirvienta son muy planas. Es como si Manet hubiese olvidado de repente todas las leyes de la perspectiva y el modelado, vigentes desde el Renacimiento, y volviese al Gótico, a la falta de perspectiva, a la planitud. Hay corrientes y estilos en la pintura actual que reclaman esa característica de la pintura: la pintura debe ser plana pues es una representación de la realidad sobre un soporte de dos dimensiones.

En este cuadro no hay volumen, no hay espacio. El observador, cuando lo ve, entra directamente en el cuadro. Entra en el mundo íntimo de los personajes. No hay ningún lugar donde quedarse para observar.

En la foto que he puesto no se nota, pero en la realidad, en toda la parte oscura se notan las pinceladas, algo que ya será una constante en la pintura a partir de entonces.