miércoles, 28 de febrero de 2018

ROGER VAN DER WEYDEN – PIEDAD
La composición de un cuadro tiene como efecto disponer los elementos de tal manera que ninguno de ellos nos sea indiferente. Esto se logra mediante la tensión entre los mismos, produciendo en nosotros un juego de impulsos contrarios, que provoca nuestra sensibilidad plástica, la mantiene y la renueva. 
Este estremecimiento interior de la obra de arte, esa vibración secreta de nuestra sensibilidad plástica, no se manifiesta más que cuando se dan condiciones especiales. Es preciso que la obra de arte se presente a la vez con “lugares de apoyo” y con “lugares de ruptura”. Corresponde a la composición ofrecernos figuras susceptibles de atraernos, no por medio de los objetos representados, sino por las relaciones que haya querido el artista que haya entre ellos.
            Veamos como lo plantea Roger van der Weyden en su obra “La Piedad”
 
            Si se tira una diagonal en el sentido del Cristo, se observa que lo divide en dos partes desiguales; en el triángulo superior se halla la mitad izquierda del rostro, el brazo izquierdo y la mitad del pie izquierdo. En el triángulo inferior, el resto del cuerpo extendido entre dos ejes que corta la vertical de la cruz. La postura del cuerpo y su color nos indican que estamos frente a un cadáver, pero más que una idea o una imagen, es la presencia misma de la muerte lo que experimentamos aquí, es un cuerpo reducido a la inercia de su sola masa física. No vemos un muerto, sentimos la presencia misma de la muerte.
 
            Pero más que a las lágrimas de los personajes y a su gesto, es ante todo a la composición a la que se debe el carácter punzante de esta escena. Sin la diagonal que formamos mentalmente y sin la relación que establecemos con el cuerpo roto de Cristo no percibimos más que la imagen de un cadáver postrado, mientras que gracias a ellas la tensión plástica nos hace experimentar la ruptura y la postración mismas.
            La tensión plástica provoca en nosotros una mirada activa que nos hace estar redescubriendo la obra. La tensión plástica no depende solo de la composición, se puede conseguir con cualquier agente plástico: las líneas, los colores, la luz, …
 
            Artículo basado en el libro "El Conocimiento de la Pintura" de René Berger.