ARTE POVERA
El término Arte Povera lo utiliza por
primera vez el crítico y comisario de arte italiano Germano Celant en 1967 en el catálogo de la
exposición 'Arte povera – Im Spazio” en Venecia. En él se describía la
tendencia de una nueva generación de artistas
italianos a trabajar con materiales considerados
'pobres', de muy fácil obtención: como madera, hojas o rocas, placas de
plomo o cristal, vegetales, telas, carbón o arcilla, y, también, materiales de
desecho y, por lo tanto, carentes de valor.
El arte povera se vale de objetos de
desecho sin aparente valor artístico, y
ajenos a valores tales como belleza, hermosura o exquisitez. Se propone dar
valor a estructuras primarias conseguidas con materiales groseros y hasta
repulsivos, pero siempre intentando dotarles de un espíritu poético. Para ello trata de llevar la atención del
espectador hacia aspectos cotidianos, anónimos y rutinarios a los que nunca se
había atribuido ninguna cualidad artística, pero sobre todo se define como
contrapeso de la cultura tradicional, a
la que considera inalienable y cerrada a la averiguación de nuevas perspectivas
revolucionarias.
En un esfuerzo por huir de la
comercialización del objeto artístico, sus obras ocupan un gran espacio y en ocasiones exigen la intromisión del público.
Tratan de provocar una reflexión sobre el objeto y su forma, a través de la
manipulación del material y la observación de sus cualidades específicas.
Una sala llena de mesas usadas es
una de sus propuestas. Con ello quieren banalizar el material de la obra de
arte y todos los presupuestos de composición, equilibrio, ritmo, etc. que
sustentaron hasta el movimiento Dadá, las composiciones artísticas.
Las otras obras son pinturas-espejo de tamaño
real en las que se refleja el espectador y el resto de la sala. Con estas obras
y otras similares, el autor (Pistoletto) hace que tanto el público como el
espacio, entren a formar parte de la obra, y captura un momento en que el
presente y el pasado se encuentran en constante cambio.
Muchas de las obras povera parten de una acción, como modelar,
estrujar, doblar… una transformación natural del material, o bien parten del
propio material que con un pequeño movimiento o acción se transforma, como por
ejemplo el fuego o el hielo o este papel de embalar que se trasforma en un
objeto flotante en el espacio o esas placas de mármol, mineral o cualquier otro
material, con las que Mario Merz
ha construido una estructura hemisférica que nos recuerda a un «iglú»,
estructuras hemisféricas realizadas con materiales diversos.
El arte povera, rechazaba los iconos
de los mass media y las imágenes industriales que aparecen en el pop art. Propone
un modelo de extremismo operacional basado en valores marginales y pobres.
Utiliza un alto grado de creatividad y espontaneidad e implican una
recuperación de la inspiración, la energía, el placer y la ilusión convertida
en utopía.
En 'La Venus de los Trapos' (1967/1974), de
Pistoletto, el artista combina una
reproducción en mármol de la diosa griega y un montón de trapos que había
utilizado previamente para limpiar las 'pinturas-espejo' que son su imagen de
marca. Esta obra se presta a muchas interpretaciones: uno de los iconos de la
belleza clásica contempla los desechos del mundo actual convertidos en arte por
una nueva forma de ver; vemos el culo de la Venus al igual que los restos de
trapos, es un mundo muerto que mira a otro que ya no sirve para nada; etc.
La conexión de Dadá con el arte
Povera es clara: se cuestiona lo que es arte
y la inmutabilidad de los valores
artísticos, se mezclan estilos, se emplean materiales ya hechos, se realizan
happenings, etc.
Aunque el Arte
Povera dice rechazar las imágenes del
Pop Art su relación con él es evidente. El primero busca la belleza en los
iconos publicitarios que nos rodean, el arte povera la busca en los objetos
cotidianos que nos rodean y que utilizamos a menudo. Las dos corrientes buscan
un redescubrimiento de lo cotidiano, de lo habitual, de lo inmediato. Las dos
corrientes artísticas prefieren materiales sin aparente significación cultural,
materiales que no importa su procedencia, ni uso, y que son reutilizados o transformados por el
artista.
El artista povera asume una nueva
actitud, donde toma posesión de una realidad que es el verdadero sentido de su
ser. Propone un modo de vida inventivo y antidogmático. El artista povera debe
trabajar sobre cosas del mundo, producir hechos mágicos, descubrir raíces de
los acontecimientos partiendo de materiales y principios dados en la
naturaleza. No expresa juicios sobre su entorno.
Se trata de un arte objetual
que aparece como consecuencia directa del arte mínimal. Están estrechamente ligados pero hay una
diferencia de conceptos, ya que el mínimal posee una geometría muy estricta y
el arte povera rechaza esa frialdad profundizando en la energía
que desprenden los materiales
Es un arte intimista y personal muy
ligado al movimiento
hippie y underground de los años 60 italianos, de ahí la
antipatía por las nuevas tecnologías y la modernidad excesiva. Parte de la
naturaleza para encontrar la energía elemental.
El arte povera basa su estética en las
relaciones entre el objeto y su configuración, valorando especialmente dos
aspectos: por un lado, los procedimientos entendidos como proceso de
fabricación y manipulación del material, y por otro, los materiales. Estos dos
elementos van estrechamente relacionados de forma que hay obras que parten de
determinada acción sobre el material (como pueden ser apilar, desgarrar,
torsionar); por el contrario, el artista parte de un material como por ejemplo
fieltro, caucho, tierra, fuego... al que le somete a una determinada acción.
Este arte que valora los materiales industriales en estado bruto y la materia
natural, surge en Europa como una reacción en contra del predominio del acero
inoxidable, el plexiglás y la estricta geometría del mínimal art.
Todo el movimiento Povera supuso un importantísima reflexión estética sobre las relaciones entre el material, la obra y su proceso de fabricación y también un claro rechazo hacia la creciente industrialización, metalización y mecanización del mundo que les rodeaba, incluido el del arte.