GOYA: LAS PINTURAS NEGRAS
Las Pinturas Negras de Francisco de Goya, realizadas aproximadamente entre 1819 y 1823, representan uno de los hitos más significativos de la historia del arte.
Al romper con las convenciones académicas de su época, estas obras sentaron las bases para movimientos del siglo XX como el expresionismo y el surrealismo. Y pudieron romper con las convenciones académicas porque Goya las pintó directamente sobre las paredes de su casa, para su uso privado y sin intención de ser vendidas. Esto le permitió expresarse con una libertad total, alejada de los encargos de la corte o la iglesia.
Las 14 obras exploran temas como la locura, la vejez, la violencia y la muerte. Reflejan la visión de un artista envejecido y sordo, que canalizó sus miedos y su desilusión con la sociedad de la época en imágenes sombrías y enigmáticas.
Goya utilizó una paleta extremadamente oscura, dominada por negros, grises y ocres, con figuras a menudo descentradas que crean una sensación de desequilibrio inquietante.
Aunque son obras para no ser expuestas ni vendidas, también se interpretan como un comentario sombrío sobre la convulsa situación política de España tras las guerras napoleónicas y el regreso al absolutismo.
Las Pinturas Negras se consideran precursoras del expresionismo porque, un siglo antes de que este movimiento surgiera formalmente, Goya rompió con la representación objetiva de la realidad para priorizar la emoción interna y subjetiva.
Goya no busca la belleza académica, sino la emoción profunda. Para lograrlo, pinta unos rostros caricaturescos, con facciones distorsionadas y expresiones de terror o locura.
Su estilo técnico en estas obras es asombrosamente moderno para 1820, utilizando trazos pastosos, largos y rápidos, llegando a usar la espátula para aplicar el color. Las formas se disuelven en manchas de color, lo que resta solidez a las figuras y crea ambientes irreales y fantasmagóricos.
El expresionismo se define por proyectar el estado de ánimo del artista sobre el mundo. Goya explora el inconsciente, los miedos irracionales y el lado oscuro de la psique, temas centrales para los expresionistas del siglo XX.
A diferencia del arte tradicional, muchas de estas escenas están descentradas, lo que genera una sensación de inestabilidad y desasosiego. Un ejemplo claro es Perro semihundido, donde el vacío ocupa casi todo el espacio, anticipando la abstracción psicológica moderna.
Por todo lo escrito, se dice que existe una línea directa entre las figuras gritando de Goya y obras icónicas del expresionismo como El Grito de Edvard Munch.









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