GEORGES BRAQUE
Los pintores fauvistas coincidían en la búsqueda del poder de
expresión del color puro y en el rechazo de los matices de la pintura. Con el uso del color puro estaban
contribuyendo a la emancipación de uno de los elementos principales de la
pintura: el color.
Se descubre la luz, no solo que la luz intensa
elimina las sombras y que hace
desaparecer el negro, sino sobre todo
que la luz pone en primer término la pureza de los colores: este es el punto de
partida del fauvismo, la afirmación y el uso de los colores puros, la
eliminación de la gradación tonal, la luminosidad de todos y cada de los
colores, de todas y cada una de las pinceladas.
Mirar a la naturaleza sería, desde
entonces, un estímulo para desarrollar una inusitada capacidad para valorar el
color más vivo y saturado. El color fauve contenía en sí mismo la luz y hacía
las veces de luz en el cuadro pues era la combinación cromática intensa, y no
el contraste entre luces y sombras, lo que generaba en el cuadro la sensación
lumínica. De hecho, uno de los recursos del fauvismo es la eliminación de las
sombras Los pintores fauvistas renunciaron a copiar la naturaleza y empezaron a
interpretarla en función de las formas ricamente coloreadas y expresivas que
ellos experimentaban delante de ella. Casas rojas, árboles azules, rostros
verdes y pinceladas grandes cargadas de óleo que definirían las formas más
relevantes, prescindiendo de detalles que se consideraban menos importantes.
Georges Braque nació en Argenteuil-sur-Seine.
Estudió en la Escuela de Bellas Artes desde
1897
hasta 1899. Llegó a París en 1900. La exposición fauvista de 1905 le impresionó tanto que se adscribió a
este estilo, usando preferentemente los colores rosa y violeta. Realizó en 1906
un viaje a Amberes y en
el verano de 1907, a L'Estaque,
donde pintó el cuadro que vamos a comentar. En otoño de ese mismo año, la
exposición retrospectiva de Cézanne y la amistad que trabó con Pablo Picasso,
que acababa de pintar sus Señoritas de Aviñón, le hicieron
cambiar de estilo. El trabajo de ambos, en estrecha relación, hará surgir y
evolucionar al cubismo.
En los cuadros que pintó Braque en su
época fovista empleó los primarios y secundarios puros y yuxtapuestos con una
finalidad expresiva, nunca descriptiva.
La
luz se obtendría en el cuadro mediante contrastes de colores, no de tonos ni de
claroscuro, favoreciendo los choques y las yuxtaposiciones cromáticas
deliberadamente "disonantes".
Aunque los cuadros estén inspirados en las
condiciones peculiares de un determinado paisaje, el cuadro es un objeto diferente y,
por tanto, el pintor transforma la "luz de la naturaleza" en la
"luz del cuadro" que no se corresponden exactamente una con otra.
Esta diferencia supone el robustecimiento de
las tendencias no imitativas y la consideración de la pintura como un
acontecimiento de creación en sí mismo.
Analicemos con algo de detalle el cuadro
de L’Estaque en el que pueden apreciarse muchas de las características del
fauvismo.
En este cuadro logra la
sensación luminosa gracias a la manera de utilizar el color con intensidad y
energía. Por una parte, utilizó una imprimación blanca que se deja ver en
algunas zonas en las que la pincelada de color no cubre totalmente la superficie
del lienzo. En L’Estaque se
perciben estas reservas de blanco del fondo en la parte baja de la composición.
Este espacio en blanco hace resaltar la intensidad del color que está junto a
él.
Por otra parte, obtuvo la sensación de luz mediante el color. Son las
diversas tintas las que, al contrastar unas con otras, propician que las
interpretemos como sensaciones vibrantes y luminosas. En ausencia de negros,
los azules, verdes esmeralda y violetas cumplen la función que antaño se pedía
a los pardos, negros y oscuros en general. Varios tonos de violeta predominan
aquí: una presencia derivada probablemente del hecho de que es el
complementario de la luz amarilla del sol.
La máxima luz está creada por los blancos y amarillos, aunque también la
forma de las pinceladas cortas y horizontales del mar en verdes, violetas y
amarillos hace posible una cierta percepción de vibración.
La influencia de Cézanne hace que Braque tenga una tendencia a
marcar ciertos elementos constructivos de las formas, por ello los contornos en
este cuadro definen con claridad los árboles, las casas y el perfil del suelo
del primer término.
Fragmento de texto e
ilustraciones tomadas de la pág. web del
museo Thyssen.