Edward Hopper
Edward Hopper (Nyack, 22 de julio de 1882 - Nueva York, 15 de mayo de 1967) fue un famoso pintor estadounidense, célebre
sobre todo por sus retratos de la soledad en la vida estadounidense contemporánea
Su pintura se caracteriza por un peculiar y rebuscado juego entre las luces
y las sombras, por la descripción de los interiores, y por el tema central de
la soledad.
Pinta imágenes
urbanas o rurales, inmersas en el silencio y en un espacio real y metafísico a la vez. Hopper consigue esto por medio de una esmerada
composición geométrica del lienzo, por un sofisticado juego de luces, frías,
cortantes e intencionadamente "artificiales", y por una
extraordinaria síntesis de los detalles.
La escena aparece casi siempre desierta; en
sus cuadros casi nunca encontramos más de una figura humana, y cuando hay más
de uno lo que destaca es la alienación de los temas y la imposibilidad de
comunicación resultante, que agudiza la soledad.
En su obra
madura, Hopper consiguió una gran intensidad psicológica, capaz de despertar la
reflexión del espectador. Nos coloca ante escenas en las que la información que
nos da parece siempre incompleta, como en una narración interrumpida.
En Hopper la pintura de la vida urbana no se hace a través de
multitudes apresuradas o modernos rascacielos. Su punto de vista es más
cotidiano, se detiene en las pequeñeces de la vida diaria y retrata personajes
solitarios y calles vacías.
La ciudad es monumental e inmóvil, sus habitantes
parecen aislados y presos de la monotonía. El pintor los coloca en un entorno
impersonal que acentúa su soledad. A menudo deja sus rostros en sombra o les
pinta rasgos abocetados, para que les veamos más como a tipos comunes que como
a personas individuales.
Vamos a
analizar con un `poco de detalle el cuadro de Hopper En Habitación del hotel.
En Habitación de hotel, la semidesnudez de la muchacha contrasta con la luz
fría y el espacio despersonalizado de la habitación. Se ha liberado de la ropa
y los zapatos. Pero no se tumba en la cama, tampoco cierra del todo la persiana
ni las cortinas. La cama está hecha. Acaba de llegar. No ha deshecho el
equipaje. La habitación está vacía, por lo menos eso es lo que parece, aunque
es la soledad de la muchacha la que llena la habitación.
Detalle del
equipaje
Hopper dedicó mucha atención
a las cualidades de la luz en sus cuadros. La combinación de zonas luminosas y
oscuras muy contrastadas construía el espacio y era un elemento esencial de la
composición.
Sol en una habitación vacía...
En su visión,
la luz no diluye la forma, como en la atmósfera captada por los impresionistas, sino que la define
y modela. Es un recurso utilizado para aislar a sus figuras. En sus escenas urbanas
la luz natural simplifica las fachadas de los edificios y los convierte en
sólidas masas que producen sombras nítidas.
Luz de sol en Brownstones
Volviendo al cuadro
En habitación del hotel, observamos que no hay nada idealizado en el cuerpo
semidesnudo de esta chica. La luz y el color subrayan su presencia en la
habitación. El contraluz que oculta sus facciones resalta su silueta. Hopper
entona en colores cálidos el cuerpo en sombra de la mujer y, de esta forma, la
destaca en un espacio en el que predominan tonos fríos: blancos, verdes y
azulados
Detalle del
torso en sombra.
El muslo compite en luz con la sábana blanca sobre la
que está sentada, las máximas
luces del cuadro están en la almohada inclinada y esa zona de la
sábana blanquísima
El pintor hace
la sombra del borde de la cama en intensos tonos azulados, cercanos al
turquesa, contrastando con la entonación anaranjada de las rodillas y las
pantorrillas femeninas. El contraste entre los dos colores complementarios azul
y naranja destaca la silueta de las piernas en la sombra, el tono cálido nos
las aproxima en la percepción del espacio. Es muy característico de la pintura
de Hopper la atención a las piernas de las mujeres, destacadas por la
iluminación o el color para que sean un punto de atención. En Habitación de hotel juega con
la iluminación artificial y la semidesnudez de la chica para atraer nuestra
mirada hacia su muslo y sus pantorrillas
Hopper utiliza tonos intensos de color para las
sombras, jugando con los contrastes entre tonos fríos y cálidos, por ejemplo:
entre el muro gris azulado que da paso a la habitación y el cabecero marrón de
la cama, o en el borde turquesa de la cama y en su sombra verde sobre la
alfombra, separadas entre sí por la sombra rosada oscura de la colcha.
Artículo basado en textos e
ilustraciones de la pág. web del museo Thyssen.
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