KANDINSKY, UNO DE LOS
CREADOREES DE LA ABSTRACIÓN
Wassily Kandinsky establece las bases
de La ABSTRACCIÓN LÍRICA O INFORMALISMO.
Pero estas bases no se establecen de una manera rápida. Hay todo un proceso, un
recorrido desde el expresionismo hasta sus últimos cuadros totalmente
abstractos.
Entre 1908 y 1909 Kandinsky pinta en Murnau
paisajes en los que el tema poco a poco va perdiendo importancia ante el
protagonismo del color fuerte, libre, intenso e irreal, que le sirve para
trasmitir su ser más íntimo. Todavía es un expresionista.
Pero cuando ve uno de sus cuadros al revés se
convence de que el cuadro debe ser precisamente una relación de formas
coloreadas y dibujadas, que como tales
tienen una existencia independiente y que procede de la necesidad interior del
artista. Va independizando la forma y el
color de sus contenidos descriptivos, haciendo desaparecer los objetos.
Esta es su primera acuarela
abstracta, obra de 1910. Sobre un espacio imaginario
flotan y se mueven formas abstractas coloreadas en las que no se encuentran
referencias miméticas. La fluidez de las manchas de color y el gesto nervioso
de la línea configuran un espacio de gran dinamismo.
Pero Kandinsky era
consciente del peligro que suponía la independización del color y la forma
vaciándolos de contenido pues se corría el peligro de crear obras cuyo aspecto
sería similar al de la ornamentación geométrica como una corbata o una
alfombra. La belleza del color y la forma no es meta suficiente para el arte.
Para contrarrestar este riesgo intenta crear formas cuyo efecto sobre el
espectador se basara en el recuerdo de modelos figurativos.
Cuadro con arco negro es un ejemplo de estas
ideas. La dramática composición está compuesta por tres núcleos cromáticos
contrapuestos. El rojo bermellón que apunta hacia el centro. La silueta azul
atravesada por violentas líneas negras y manchas que van desde el blanco
amarillento hasta el rojo anaranjado. Sobre ambas destaca una forma de color
rojo violáceo. Mientras que las formas
azul y roja se encuentran ancladas en el inferior del cuadro, el elemento
superior parece flotar como un astro en el espacio, flanqueado por otras formas
cromáticas menores. El violeta, color compuesto por rojo y azul, parece como si
quisiera recoger los tensos contrastes. Al mismo tiempo la
línea se independiza también de las servidumbres de la forma y el color y
empieza a moverse libremente por la superficie del cuadro.
Y si en estos años todavía hay contornos
negros que delimitan zonas de color, éstos irán perdiendo importancia y aquél la irá ganando. Lo que el
espectador experimenta bajo el efecto de los colores y las formas es el verdadero
contenido de la obra.
Ya claramente hacia 1912 crea planos
pictóricos por confrontación de colores y evita hacer un núcleo central distribuyendo por la tela los puntos de
tensión, huyendo del decorativismo, y creando paisajes de colores.
La idea central de la teoría de la
abstracción de Kandinsky es que existe algo
denominado “necesidad interna” que es capaz de determinar la forma
exterior de una obra de arte sin referirse a nada ajeno. La tarea del artista
consistirá, en primer lugar, en
establecer este “sonido interior” sin perder el contacto con él y, a
continuación, en buscar y trasladar a una tela su equivalente visual en forma y
color.
Esto es lo que sucede en Pintura con el centro verde,
que aunque algunas pinceladas o manchas pueda parecer que aluden a objetos
naturales (un trazo azul puede parecer que aluda al cielo o que cierta
configuración de pinceladas se asemejen a un hombre o a un pez), eso no forma
parte de la intención del pintor. En este cuadro todo se mueve en círculo
alrededor de un verde central dominante que se sostiene (se estabiliza) con el
grueso trazo, parecido a un velo, del rojo complementario que corta el cuadro
por el tercio derecho. El resto de las formas y las pinceladas parecen estar en
movimiento.
En Mancha roja II (1921) Kandinsky
presenta una superficie de tono claro
situada diagonalmente dentro del cuadro, que recuerda al “elemento distintivo”
de los suprematistas, el trapecio monocromo. Sin embargo Kandinsky corta los
ángulos del trapecio con los lados del cuadro mismo, creando así
una cierta tensión. Las esquinas libres se rellenan con imágenes nebulosas. En
la esquina superior izquierda flotan dos formas lanceoladas blancas atravesadas
por dos lanzas, las zonas de corte están señaladas con negro. La composición del
cuadro se desarrolla sobre esa dinámica superficie: la mancha roja es el centro
vital, alrededor del cual se agrupan el resto de las formas. Un gancho
multicolor, dividido en varias partes,
enmarca la mancha aislándola de la parte superior. Dos cuernos afilados,
que se dirigen en dirección contraria hacia la mancha, aparecen atravesados por
diferentes formas curvas y lanceoladas.
Bajo el gran cuerno amarillo aparece un círculo negro. El círculo, un
elemento nuevo en el vocabulario analítico de Kandinsky, aparece por primera
vez en algunas variantes, convirtiéndose más tarde en la figura dominante.
Mediante el diferente tamaño y posición de los círculos se crea una estructura
espacial indefinible, quizá una simbolización de la enigmática cuarta dimensión
(la penetración de espacio y tiempo) que aspiraban a conseguir muchos artistas modernos. Directamente al
lado del gancho y la mancha vemos algunas pequeñas formas rodeadas por un arco
en forma de herradura. Frente a las formas
principales, éstas parecen más graciosas y delicadas, casi como un eco
frágil del tema fundamental. Un irregular cuadrado amarillo enlaza estos dos
grupos de formas grandes y pequeñas.
Mediante la superposición y
penetración de las formas se crea una tensión espacial que mantiene la composición
como suspendida en el vacío. Kandinsky experimentó posteriormente con la
relación de alternancia entre formas y colores básicos, algo que ya se intuye
en esta obra. La tensión creada no solo afecta a las formas y las superficies,
sino también a los colores. Mientras que el amarillo se corresponde con las
formas apuntadas, el rojo se reserva para la masiva mancha roja. Las
tonalidades de azul se aplican en formas de pequeño tamaño, pero no constituyen
ningún contrapunto.
Mancha Roja II no produce una
sensación de intranquilidad o disonancia. La estructura caprichosa transmite
una situación sensitiva, sosegada y serena, similar a la de un coro sinfónico;
la mancha roja sería el tono mayor del cuadro. Vista en conjunto la pintura da
la impresión de algo cósmico, elemental. Otro punto de acercamiento a sus
contemporáneos rusos Malevitsch y Lissitzky, que experimentaban con una
ordenación centrífuga de los elementos
geométricos básicos. Lo que distingue a Kandinsky es su inconfundible
lenguaje formal y cromático, la multiplicidad de las alternancias, su carácter
expresivo, el espacio pictórico atmosférico y sus fantásticas formas
ornamentales y jeroglíficas que desarrollará por completo en la última fase.
Composición VIII" de 1923
Composición VIII refleja la influencia del suprematismo y el
constructivismo absorbida por Kandinsky, mientras estuvo en Rusia antes de su
regreso a Alemania para enseñar en la Bauhaus. Aquí, Kandinsky se ha movido desde el color hasta
la forma como el elemento que domina la composición. Formas contrastantes ahora
proporcionan el equilibrio dinámico de la obra, el gran círculo en la parte
superior izquierda juega en contra de la red de líneas precisas en la parte
derecha del lienzo. Tengase en cuenta
también cómo Kandinsky utiliza diferentes colores dentro de las formas de
energizar su geometría: un círculo amarillo con halo azul frente a un círculo
azul con halo amarillo; un ángulo recto lleno de azul y un ángulo agudo de
color rosa. El fondo también trabaja
para mejorar el dinamismo de la composición. El diseño no
aparece como un ejercicio de geometría en un plano, pero parece ser que tienen
lugar en un espacio indefinido. Los colores de fondo en capas - color
azul claro en la parte inferior, de color amarillo claro en la parte superior y
blanco en el centro - definir esta profundidad. Las formas tienden a retroceder y avanzar
dentro de esta profundidad, creando un efecto dinámico, de vaivén.
Todo lo dicho
es una breve secuencia del camino seguido por Kandinsky en su evolución desde
el Expresionismo Lírico de sus comienzos hasta diversas formas de abstracción.
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