MATHIAS WEISCHER
Matthias
Weischer nace en 1973 en Alemania Occidental. Es conocido por sus
representaciones de interiores domésticos vacíos que crean un espacio ilusorio
de superficialidad y profundidad. Todo es válido para este joven artista alemán
que se centra en el plano bidimensional del cuadro, sin pretender nada
simbólico sino llevar a cabo su investigación espacial, en la que los objetos
se emplean como meros puntos de referencia. Muestra explícitamente las inconsistencias de la perspectiva y crea
espacios regidos por sus propios sistemas de geometría.
Observemos
algunos de sus cuadros.
Las casas
de los sueños de Matthias Weischer desafían toda lógica espacial;
él hace instalaciones
arquitectónicas que solo pueden existir en dos dimensiones. Representando un apartamento sin techo, La habitación egipcia (Egyptian Room) elimina el espacio entre el
espacio interno y el externo. En cambio, cada elemento impone su propio sentido del orden
entre sí: afuera, las palmeras y las dunas de arena se elevan con precisión
geométrica, mientras que en el interior la meticulosa red que elabora Matthias
Weischer da paso a su propia confusión orgánica. El piso se
funde discretamente con el mostrador, los estantes y las mesas se inclinan
hacia los ángulos de alta mar, y objetos como el cesto se hunden debajo de sus
superficies de soporte. La banalidad se
rumia como un laberinto perpetuo donde la obsesión y la locura se convierten en
la búsqueda de la maravilla y el deleite.
House funciona como una contradicción
de su propia expresión, ya que altera las
cualidades esperadas de la que está pintado en el cuadro. Matthias Weischer inventa un ambiente donde
cada elemento adopta atributos opuestos a su carácter. Las
flores en primer plano retroceden con la llanura del papel tapiz, mientras que
los fondos de las abruptas montañas sobresalen con una nitidez estilizada. Los
bloques de las torre de bordes nítidos y duros exceden los límites del plano
para crear un volumen escultural creíble, mientras que los detalles más
cercanos de esas formas que no se sabe
bien lo que son, dibujados en perspectiva, flotan en el espacio inferior. Manchas y
goteos de puro gesto abstracto deberían llevar la mirada directamente a la
superficie de la pintura; en cambio, crean una
perspectiva escalonada desorientadora. Matthias Weischer crea
una escena urbana común como una sorpresa de construcción improbable,
explotando la ilusión hasta su máxima posibilidad.
En Untitled el artista construye una sala
claustrofóbica con una perspectiva fraudulenta. El aireado espacio turquesa está aplastado
entre los pesados planos malva del techo y el piso;
solo una lámpara de pie demasiado alta los mantiene separados. La precariedad de la escena se repite en todas
partes: una mesa enana se tambalea sobre patas de fósforos bajo el peso de una
urna clásica y los palos rayados parecen estar de punta, colocados en ángulos
engañosos en el suelo. Matthias Weischer enfatiza el recelo que siente el
espectador frente a la obra a través del diseño de las alfombras, el mantel y
el tapiz, cada uno de los cuales aparece fuera de lugar por su orden espacial
estratificado y estático, que se opone al vertical y dinámico de los otros
elementos del cuadro.
En Familie
O-Mittag, Weischer no crea una habitación, sino un complejo sistema de
rectángulos que se cruzan. Muestra claramente la falsificación de la ilusión. Aquí, el piso, la ventana, la pared y el hogar
existen como planos separados: la escena representativa funciona como una
coincidencia de su proximidad. Este colapso geométrico se extrapola aún más en los
ladrillos, azulejos del suelo frente a la chimenea que parecen estar flotando,
marcos de cuadros y macetas que proyectan unas sombras imposibles respecto a
otras sombras que hay en la habitación, disolviendo la imagen de una habitación
en una alucinación obsesiva.