EMIL NOLDE: Burlándose de Cristo.
Emil Nolde (1867-1956) fue un pintor alemán, que perteneció a los grupos de los expresionistas alemanes denominados El Puente (Die Brücke) y el Caballero Azul (Der Blaue Reiter), Esta etapa como pintor expresionista duró poco tiempo, pero pintó cuadros de gran calidad.
Con el nazismo su obra fue incluida en el llamado "arte degenerado", dejó de pintar cuadros al oleo y se refugió en sus acuarelas, de las que hemos hablado en un artículo anterior.
En 1908, nueve años después de conocer la obra de Van Gogh en París, Nolde pintó varias telas de intenso colorido y vigorosa pincelada. la más conocida es Jardín de Flores. En este cuadro las pinceladas parecen impulsadas hacia la superficie, a girar y a mezclarse entre ellas hasta lograr un inquieto y dinámico cúmulo de pintura que retoma las características del tema que representa. La pintura parece comportarse como un macizo de flores mecidas por una ligera brisa.
Un año después, en 1909, pinta Burlándose De Cristo. Un cuadro que destila una sensación similar de apremio y movimiento o zarandeo pictórico; una sensación similar de abigarramiento. Pero aquí no es el viento el que zarandea unas flores, aquí es la burla, la ridiculización de Cristo lo que mueve la escena.
Cristo está como atrapado en el centro de un grupo de personas de rostros grotescos. Una luz amarillenta ilumina la escena, una luz que parece surgir del cuadro, una luz que parece surgir de la disonancia que hay entre el amarillo naranja de la vestimenta de Cristo junto con los marrones rojizos de los que rodean a Cristo y el verde esmeralda que está en el rostro, y en el pecho y hombros de Cristo. Ese contraste es tan fuerte que obliga a la vista a ir hacia allí, hacia el verde, pero también va a lo que le rodea. Y lo que rodea al verde es la acción del cuadro: las bocas burlonas y las miradas; bocas y miradas burlonas magníficamente expresadas mediante unos pequeños toques blancos, los blancos de los dientes y de los ojos. Y esa burla va de un sitio a otro, circula alrededor de Cristo, un Cristo con la cara verde, los cabellos rojizos y una luz en su mirada que no se dirige a ninguna parte que a mi me parece que no sale ni siquiera de él.
Este es un cuadro que permite detenerse muy detenidamente en él. Hay muchas preguntas a las que contestar: ¿por qué hay manchas amarillas en el verde de Cristo? ¿por qué el manto amarillo tiene manchas verdes?¿por qué los cabellos de Cristo son rojizos? Creo que en estas cuestiones está el expresionismo, lo que ha querido expresar el pintor. Y él es el que podría darnos la respuesta, pero él ya no está para hacerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario