viernes, 4 de abril de 2014

MUNCH
A principios del siglo XX. Cuando los impresionistas volvieron de bailar y de disfrutar de la alegría de vivir, pero también de mirar, algunos artistas empezaron a ver el otro lado de la realidad. El impresionismo se quedaba en la piel de las cosas, y los expresionistas buscaron pasar al lienzo sus vivencias personales, sus sensaciones y sus sentimientos.


        En estos dos cuadros de tema similar, se puede observar la diferencia entre el impresionismo y el expresionismo. El primero es más real, más amable. Pisarro ha visto un paisaje y lo ha pintado  lleno de luz y color. El segundo es mucho más atormentado, más lleno de colores violentos con formas más retorcidas. Es un cuadro en el que el autor ha puesto algo de su visión del mundo, un mundo complejo, y ha querido expresar su aspecto algo violento y caótico.
Los expresionistas llevan a cabo un proceso de deformación subjetiva de las formas y los colores tal como había hecho Van Gogh. Proyectan sobre los elementos que componen su obra cualidades y visiones subjetivas.
Otro pintor que tuvo una gran influencia  fue Munch, que también estaba fascinado por Van Gogh, al que conocía. Munch con su angustia fue el punto de partida de los expresionistas y en 1898 escribió algo que parece el pistoletazo de salida: “Ya no debes pintar interiores con hombres leyendo y con mujeres sentadas. Deben ser seres que respiren, sientan, amen y sufran.” 

LA DANZA DE LA VIDA
En “La danza de la vida” se muestra un baile junto al agua, a la luz de la luna. Las parejas de bailarines parecen estar aisladas, moviéndose en sus propias órbitas predestinadas. Sus siluetas son fluidas pero conservan una extraña rigidez, con sus cuerpos unidos en un intercambio amoroso intemporal, parecido al trance. El mismo Munch destaca varias ambivalencias en esta pintura: contrapones lo espiritual a lo carnal; el deseo sexual masculino al femenino insatisfecho, negativo. De este modo la danza de la vida se trasforma en un cuadro sin alegría que invoca su opuesto mítico: un momento congelado de la danza ritual de la muerte. 

 Emplea identidades femeninas contradictorias. Una hermosa joven vestida de blanco, desdeñada y sin amor, se metamorfosea en su contrario: una mujer de edad, de tez amarillenta y arrugada, vestida de negro. Son los dos  polos entre los cuales transcurre toda la aventura emotiva: la desdicha y la felicidad.

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