martes, 10 de diciembre de 2013

JACKSON POLLOCK: Murales.

Dentro del expresionismo abstracto hay una tendencia diferenciada que es  la action painting. El centro de interés de la action painting es el gesto o movimiento de pintar.


El action painter por antonomasia es Jackson Pollock (1912-1956) que extendía la tela, normalmente sin tratar, sobre el suelo, y corría o danzaba a su alrededor y dentro de ella, derramando la pintura de manera uniforme. No trabajaba la tela con utensilios tradicionales como el pincel o la espátula, sino mediante la técnica del dripping.
 
El dripping consiste en dejar gotear o chorrear la pintura, desde un recipiente (tubo, lata o caja) con el fondo agujereado, que el pintor sostenía en la mano. Esta manera pintar no era algo que se hacía con la mano, sino con un gesto de todo el cuerpo. Las grandes telas se llenaban por todos lados, de manera uniforme, de color en forma de manchas e hilos que se mezclaban. El pintor añadía goteos más finos realizados con un bastoncillo mojado en pintura. De esta manera, lo que Pollock plasma en la tela «no es una imagen, sino un hecho, una acción».
¿Qué valores plásticos y estéticos puede haber en unas pinturas que parecen rayas trazadas al azar? Veamos dos de ellas.
Mural 1943


 De entrada todo parece un  remolino de líneas y colores, pero enseguida  tenemos la ilusión de poder aislar formas humanas reconocibles; sin embargo, cuando parece que estamos a punto de identificarlas, vuelven a desvanecerse, no son nada, son solo ilusiones;  el ojo se mueve errante desde un punto  hasta otro buscando algo que parece haber ahí y que nunca llega a encontrar por lo que no goza de verdadera calma ni por un segundo.



            Marcadas líneas negras, amarillas y  verdes se entremezclan sin que las formas lleguen a merecer el nombre de siluetas, pero sin llegar a confundirse entre sí. Después de una observación detenida, uno tiene la sensación de poder aislar del conjunto una cabeza, un cuerpo, un pie. Pero cualquier certeza desparece tras una nueva lectura. Lo que sí permanece es la sensación de un ritmo claro, una división consecuente y absolutamente segura de la superficie pictórica, que sin embargo no muestra ningún centro, sino una igualdad, una equivalencia  de todas las parte del cuadro, lo que causa la impresión de una inmensidad virtual sin límites.

Summertime 1948
  

Una dinámica configuración de líneas parece ser el tema principal. En manipulaciones posteriores, este motivo se ve completado  con campos azules y amarillos, y acompañado con breves líneas y puntos de colores. 
El estatismo de las aplicaciones de color secundarias, líneas y puntos de color, es una respuesta  a la fluidez del dinámico movimiento de base; es un intento de calmar el cuadro, de equilibrarle. El artista parece partir de una infinidad de engrosamientos, que impulsan al espectador a partir de ellos en su búsqueda de algo que de sentido al cuadro. Los engrosamientos son como cuerpos de figuras que se mueven de izquierda a derecha. En una visión más reposada se ve que esos engrosamientos no son los cuerpos de nada, son como centros de energía y puntos de concentración de la visión que dotan a toda la superficie del cuadro de tensión plástica y movimiento visual.


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