OTTO
DIX – La nueva objetividad.
En 1925 se celebra una exposición
con el título "Nueva Objetividad, Pintura alemana
desde el expresionismo". Uno de los objetivos es conseguir una nueva objetividad nacida del
disgusto hacia la sociedad burguesa de la explotación. Aprovechan las
aportaciones de la vanguardia pero, a diferencia de ella, no se queda
indiferentes ante la realidad social y política, toman partido. Inmersos en el
clima de derrota, estos pintores se caracterizan por su pesimismo al describir los
horrores de la guerra y su dura crítica a la sociedad burguesa.
Uno de sus máximos representantes fue Otto Dix.
Otto
Dix. Metropolis
(Tríptico)
El tríptico Metropolis surge en
1927/1928 en Dresde. Aquí resume el
pintor sus escépticas observaciones sobre la sociedad de la República de Weimar
y las sitúa con perspicacia en el horizonte de una tradición
histórico-artística ejemplar.
En
la pieza central del tríptico palpita el barullo nocturno de un dancing bar a los
ritmos cálidos de una banda de swing y de jazz. Sobre el parqué, reluciente
como un espejo, se baila el shimmy
o el charlestón. El pintor refrena la opulencia voluptuosa y exaltada de esta
“danza en el cráter del volcán” típica de la época con un esquema compositivo
clásico: tres grupos de figuras, tres segmentos de pared, tres planos
espaciales.
En conjunto, la parte central es exactamente
el doble de ancha que las dos laterales que la flanquean y que –de manera
análoga a un retablo medieval– podrían ocultar por entero el escenario del dancing bar.
Aquí
se muestra la cara oscura de los “dorados años veinte”. Mientras dentro se
divierte la buena sociedad, fuera dos series de prostitutas desfilan ante la
puerta por delante de mutilados de guerra:
en la parte izquierda, una comitiva
de ajadas putas de arrabal; en la derecha, una cascada de elegantes meretrices
emperifolladas.
El
Tríptico de la gran ciudad fue pintado diez años después del armisticio, pero
la guerra sigue siendo omnipresente en él: en el ala derecha se ve un tullido
sin piernas con el rostro remendado, en el ala izquierda un hombre en uniforme
caído en el suelo y delante de él un inválido de guerra con las piernas de palo
que avanza con la ayuda de muletas.
Los espacios se distorsionan. Los elementos
arquitectónicos a la derecha, apilados de forma absurda unos encima de otros.
El suelo de parqué en el centro inclinándose hacia delante. A la izquierda, los
adoquines del suelo demasiado grandes en comparación con los ladrillos del
puente. A ello se añade siempre la «falsa» perspectiva en profundidad: la
pareja que baila y la gran mujer de pie están mucho más alejados entre sí de lo
que se ve en las tablas del parqué. La prostituta multicolor que rasca la
cabeza del caballo con sus dedos puntiagudos, se encuentra junto a la cabeza
del hombre tirado en el suelo, pero éste aparece al principio del puente y el
caballo detrás. Todo parece no encajar.
Incluso el caballo con el saco de avena
resulta fuera de lugar. La gran ciudad de Dix no resulta acogedora.
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