jueves, 13 de marzo de 2014

PIERRE SOULAGES

Pierre Soulages está incluido en lo que se llama el informalismo. Este es un movimiento pictórico que abarca todas las tendencias abstractas y gestuales que se desarrollaron en Francia y el resto de Europa después de la Segunda Guerra Mundial, en paralelo con el expresionismo abstracto estadounidense. Dentro de él se distinguen diferentes corrientes, como la abstracción lírica, la pintura matérica, la Nueva escuela de París, el tachismo, el espacialismo o el art brut.  La  separación entre una corriente y otra no está clara en muchísimos casos, y muchos de los pintores se mueven en áreas que no están bien definidas. Este es el caso del autor que nos ocupa, el cual se mueve entre la abstracción lírica y el tachismo.
Analicemos algo de su obra, sobre todo sus pinturas negras.


        Uno puede ser completamente feliz con la contemplación sin necesidad de que esta sea analítica. Cuando el transmisor y el receptor no se interfieren, cuando no intentan imponer una posición definitoria todo se vuelve sencillo, nuestra reacción emotiva no es solo visual, es global. Interviene el cuerpo y la mente con su complicada estructura. La lectura que nos ofrece Soulages es simple, esquemática y sencilla. Es contemplativa, no tiene necesidad de contarnos ninguna historia ni posicionarse ante ningún principio vital. Solo una pequeña ayuda con textura, eso le basta.


Soulages también es conocido como «el pintor del negro» debido a su interés en el color («Al mismo tiempo es un color y un no-color. Cuando la luz se refleja en el negro, lo transforma y transmuta. Abre un campo mental propio»). Ve en la luz una materia con la que trabajar; estriando la superficie negra de sus cuadros le permite hacer que la luz se refleje, permitiendo que salga el negro de la oscuridad hacia la luz, convirtiéndose entonces en un color luminoso.


Hay una afinidad patente en su obra con los últimos cuadros de Rothko en su capilla de Houston, Texas. No por la utilización del color oscuro, sino por ese desesperado intento de cegarse por la luz, de traspasar el negro, la oscuridad, pasar al otro lado, atravesar el muro.
Un día, pintando, el negro había invadido toda la superficie de la tela. En este extremo vi, en cierto modo, la negación del negro. Las diferentes texturas reflejaban tenuemente la luz y de la oscuridad emanaba una claridad, una luz pictórica de cuyo particular poder emocional se originaba mi deseo de pintar. Me gusta que ese color violento incite a la interiorización. Mi instrumento ya no es el negro sino esa luz secreta surgida del negro. Aún más intensa en sus efectos al ser emanada de la más grande ausencia de luz. Decidí seguir este camino. Donde siempre descubro nuevos horizontes.


Amo la autoridad del negro, su severidad, su evidencia, su radicalidad. Su poderosa fuerza de contraste le aporta a todos los colores una presencia intensa y, al iluminar los más oscuros, les confiere una grandeza sombría. El negro tiene posibilidades insospechadas y yo, atento a lo que ignoro, voy a su encuentro.


Pierre Soulange

El protagonista de sus cuadros es el negro, pero a la vez también lo son las sombras y brillos que este color y las texturas y rugosidades en el lienzo,  dan en cada punto de vista y perspectiva de lectura del espectador…  uno no mira a la nada, al final la psicología del color indica que el negro nos remita al misterio, al silencio, al infinito y a un fuerza pacífica etérea.


  

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