sábado, 8 de marzo de 2014

FANTIN-LATOUR
La tensión plástica
La tensión plástica tiene por objeto activar el ojo y sensibilizar la obra. No se trata ya de percibir un grupo de objetos dispuestos en una superficie, sino de conseguir que ésta superficie se anime por la atención que solicita y que el espectador le presta.
Obsérvese como en la mayoría de los bodegones, además de las frutas, vasos y flores, hay casi siempre un cuchillo, una pipa, un tenedor, el canto de un libro y, en general, un objeto alargado puesto de manera oblicua.
        En este cuadro, Fantin-Latour pone en primer plano un plato de manzanas y peras, con unos racimos de uvas y un cuchillo inclinado. En un segundo plano hay en un vaso claro un ramo de flores. Todo ello puesto sobre una mesa.
        Al observar la obra se nota que el fondo sobre el que se destaca el ramo de flores es una superficie cuyos ejes son los mismos que el lienzo.
        En cuanto a las flores y las frutas, están representadas en el espacio, pero la escasa distancia entre el fondo y las frutas  impide al pintor fiar mucho en la perspectiva para producir un efecto de profundidad. Por eso la suple mediante sombras que modelan los objetos y más aún por medio del famoso cuchillo. En efecto, en un lienzo en el que tiende a dominar un espacio de dos dimensiones, el cuchillo introduce un plano oblicuo que al entrar en oposición con el fondo, provoca  una saludable ruptura.
        En lugar de posarse en la superficie y fijarse en ella, el ojo es  atraído a un movimiento de traslación a favor del cual se hace sensible la impresión de profundidad.
        Si la composición de un cuadro tiene por objeto disponer los elementos de tal manera que ninguno de ellos sea indiferente, eso se logra por medio de la tensión plástica,  produciendo en nosotros un juego de impulsos contrarios que provoca la sensibilidad plástica, la mantiene y la renueva.
        Ese estremecimiento interior de la obra de arte, esa vibración secreta de nuestra conciencia, no se manifiesta más que cuando se dan condiciones especiales. Es preciso que la obra de arte se presente a nosotros a la vez con lugares de ruptura  y con lugares de apoyo. Corresponde a la composición de la obra ofrecernos figuras susceptibles de atraernos, no por medio de los objetos representados sino por las relaciones que de dichos objetos ha querido establecer el artista. 

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