MODIGLIANI
RETRATO
DE JEANNE HÉBURTE
Entre
1918 – 19, Amadeo Modigliani pinta el retrato de Jeanne Héburte con la blusa blanca. Este cuadro es aparentemente muy simple: Una mujer
vestida sencillamente, sin adornos y sin un fondo llamativo ¿En dónde reside el
encanto plástico de este retrato?
En
este retrato hay una serie de curvas que se mueven entre sí, enfrentadas dinámicamente las unas a las otras.
La línea
de la enagua blanco continúa por los hombros y baja por la derecha del cuadro
siguiendo el borde de la tela.
En
contraposición a esa línea tranquila, pero no estática, hay una línea serpenteante y muy dinámica que
culmina en la inclinación del cuello,
y la posición del dedo flexionado
hacia atrás de la mano izquierda, que presiona con aire interrogatorio la
mejilla.
Pero
estas no son las únicas líneas que hay
en el cuadro. La línea azul de
los hombros y de la mano se corresponde con la línea curva del borde inferior
de la tela. La línea verde del borde derecho la cara continúa entre la
separación de la blusa y la tela en la que está apoyada. La línea gris del
borde izquierdo de la cara puede continuar por el brazo o girar hacia abajo
siguiendo la línea verde.
Toda esta
serie de líneas pasa por el cuello y por la mano, que se convierten en el
centro de atención del cuadro y que enseguida remite al espectador a explorarle
visualmente en todas direcciones. El cuadro resulta ser muy dinámico
plásticamente, y todo gracias a la distribución de las líneas, pero es dinámico
de forma ordenada, la vista no se pierde sin saber a dónde ir.
Respecto
a su cromatismo, la obra emplea unas sutiles tonalidades que derivan de la
oposición complementaria del azul y del naranja; del blanco y del negro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario